domingo, 27 de abril de 2014

El dedo que les señalaba el camino...

Discutía con un amigo de twitter sobre sí hay que valorar el respeto que la afición del Madrid ha tenido sobre el fallecimiento de Tito. En el minuto de silencio en el Pabellón y en el Santiago Bernabéu respetuoso y solemne hasta sentido lo fue. El me comentaba que lo que debería ser normal no debe ser valorado. Pero cuando lo que debería ser normal dejó de serlo y algunas gentes hacen de sus gritos un Monumento al Odio como decía Confiesa en su blog entonces yo sí creo que la vuelta a la normalidad hay que valorarla. Ya estamos acostumbrados a frases como los gritos de hijo de puta al árbitro que parecen parte del paisaje, o los gritos de racismo aullando en todos los campos, más nos sorprende cuando no se respeta a los muertos, Puerta, Juanito, Aitor Zabaleta, etc. La última moda desear la muerte de alguien, esto ya se escucha en todos los campos y para culminación del odio lo que ocurrió en Cornellá deseando la muerte al hijo de dos años de Piqué. Y lo peor de todo no son la gente que los hace porque esa basura humana quizás no tenga sentimientos sino la gente que callamos, y que no los hacemos callar. Allí hubo miles de personas muchas con hijos que escuchaban y no acallaban tal aberración. Y no quiero cargar las tintas contra la afición perica porque ocurre en todos los campos que hasta nos hace gracia escuchar insultos, racismo, deseos de muerte o expresiones de mal gusto. Basta ya, reaccionemos, acallemos a los que no nos representan. Señalemos al que lo hace porque ellos no son de nuestro equipo. Ellos solo se representan a ellos mismos. Digamos les largo de nuestra casa, el Camp Nou, Manzanares, Bernabéu, Cornellá, etc.

Y todo esto viene ahora porque con la muerte de Tito me acordé de aquella famosa pancarta que tras la agresión de un ser tan egocéntrico, maleducado y mala persona como Mourinho hizo a Vilanova. Y después lo intentó menospreciar preguntándose ¿quién es ese Pito, no lo conozco?. Y cuando presentó su disculpa fue dirigida a los aficionados del Real Madrid y no a Tito. Muchísimos aficionados le rieron la gracia y seguían el camino que señalaba su dedo. Veo que gracias a adiós ya no es así. Que sólo una pequeñísima minoría sigue ese camino. Si critiqué aquella actitud tan despreciable de la afición del Madrid y de su entrenador ahora debo valorar el respeto a esta situación. Tito se lo merecía porque jamás después de aquello fue revanchista, ni hablo de aquella situación incluso pudiendo hacerlo el año pasado que ganó la Liga a Mourinho y lo puso a sus pies. Por eso gracias a los madridistas por respetar nuestro dolor y compartirlo. E invito a todos, los primeros nosotros a los culés a respetar a los rivales, con todo nuestros deseos que pierdan pero sin ofender, insultar o denigrar a nadie y nunca seguir el dedo de los descerebrados que incitan a la violencia.

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